Un parabrisas es tremendamente resistente y puede soportar enormes presiones, como las que recibe cuando el airbag del acompañante se despliega apoyándose sobre él, cuando ayuda a soportar el techo del vehículo en caso de vuelco o la propia del viento sobre el cristal cuando se circula en carretera.

Pero, ¿cómo es de resistente frente a un impacto? Se han realizado decenas de estudios sobre la materia, pero establecer una fórmula es muy complejo, pues hay una gran variedad de factores que inciden en la ecuación.

Desde la forma, composición y peso del objeto, hasta la velocidad o el ángulo de incidencia del impacto, pasando por la propia forma y curvatura del parabrisas o factoras ambientales como la temperatura.

Un parabrisas dañado ha de ser inmediatamente reparado o sustituido, porque está demostrado que cuando sufre un pequeño impacto pierde buena parte de su resistencia y deja de protegernos como debería.

Un cristal reparado recupera su resistencia original, si sufrimos un impacto hay que ir a repararlo antes de que alcance un tamaño que lo convierta en irreversible

El estándar internacional ISO 3537, detalla, entre otras, las pruebas de resistencia a las que se somete un parabrisas.

Estos test mecánicos se realizan lanzando una bola de 227 gramos de plástico, y otra de acero, con una incidencia determinada y a una velocidad equivalente a la obtenida por la caída libre, para medir los daños en el cristal y si ese objeto penetraría en el habitáculo del vehículo.

Diez casos reales increíbles de la resistencia de un parabrisas

A lo largo de estos cien años hemos visto casos increíbles de resistencia de parabrisas, en los que muchos conductores han salvado la vida por la fortaleza del cristal laminado.

Impactos con animales (por desgracia, muchos impactan contra un coche o son atropellados cada año), objetos, hielo… e incluso lava volcánica. Aquí recogemos algunos de los más llamativos y curiosos.

Tortugas voladoras contra el parabrisas

Aunque parezca mentira, en Estados Unidos es relativamente frecuente que una tortuga acabe chocando contra un parabrisas.

El motivo es que salen “escupidas” a mucha velocidad por los neumáticos de un coche o un camión cuando las atropellan.

A pesar del peso y la dureza de una tortuga, y de la violencia del impacto, los parabrisas suelen aguantar y no permiten que el animal entre dentro del habitáculo.

 

ABC

Neumáticos perdidos

Es increíble cómo el parabrisas de este coche de policía de Pennsylvania soporta el impacto de una rueda a toda velocidad.

Inside edition

Buitres

Los buitres son lentos a la hora de moverse y despegar, y pueden acercase a las calzadas para comer un animal muerto. Por este motivo son las rapaces que más se ven involucradas en este tipo de incidentes.

Telemundo

 

Fuente: CarGlass

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