La moderna Planta Meteorológica de Ford nunca ha estado tan ocupada.
Utilizada para simular una gama de condiciones extremas bajo un mismo techo, ha permitido a los ingenieros probar los vehículos de una manera que se ve menos afectada por las limitaciones de tener que viajar para realizar las pruebas en el mundo real.
Pero tan realistas son las condiciones simuladas en este espacio tecnológico que incluso los pilotos de prueba humanos más experimentados pueden cansarse o enfermarse, por ejemplo, al realizar pruebas de altitud.
Ahora, Ford ha reclutado a dos robots como pilotos, apodados por el equipo como Shelby y Miles, para ayudar a tomar la tensión, especialmente en las pruebas de altitud donde un requisito clave puede ser que la prueba debe replicarse perfectamente varias veces.
Cómo funciona
Situada en Colonia, Alemania, la Planta Meteorológica de Ford ayuda a garantizar que los conductores puedan confiar en los vehículos, ya que han soportado las condiciones que se encuentran en el desierto del Sahara, en Siberia y en la cima de los picos alpinos más altos.
Para los conductores humanos, las pruebas de túnel de viento (en particular a gran altitud) requieren numerosos protocolos de seguridad, como tener botellas de oxígeno, equipos médicos y un paramédico en el lugar, a la vez que la salud del conductor se vigila constantemente.
Cada conductor robotizado es capaz de operar a temperaturas que van desde -40°C a +80°C, así como en altitudes extremas y se puede configurar y programar para diferentes estilos de conducción.
Las ‘piernas’ del conductor robotizado se extienden hasta el acelerador y los pedales de freno y embrague, con un brazo colocado para cambiar de marcha y el otro utilizado para arrancar y detener el motor.
Ford continúa realizando pruebas en el mundo real en lugares europeos y de todo el planeta, incluyendo la montaña Grossglockner en Austria y la región nevada de Arjeplog en Suecia.